Dentro,
muy dentro de la montaña, hay secretos. Algunos mitos o eventos inexplicables
que rayan el límite del entendimiento humano. Se ha dicho que el cerro es un
volcán inactivo, que en algún momento se va a partir en dos partes y que es un
punto activo para avistamientos de objetos voladores no identificados (ovnis).
El ancestral Waraira Repano tiene sus historias.
El
volcán. Luego del deslave de Vargas en 1999, revivió la versión de que el cerro
es un volcán inactivo que en ocasiones desprende columnas de humo o una especie
de ceniza que se observa desde poblaciones en la costa, como Macuto y
Tanaguarena.
Pero
los estudios geológicos descartaron esta hipótesis porque los volcanes se
forman en zonas donde existe un choque de placas tectónicas, en las que una se
mete por debajo de la otra.
"En
el caso venezolano no tenemos ninguna zona de subducción que explique que la
placa del Caribe se esté metiendo por debajo de la placa de Suramérica",
explica Jaime Lafaille, geofísico de la Universidad de Los Andes (ULA).
Lafaille
aclara que sí existe una enorme falla geológica en las faldas del Ávila, que
corre hacia el Norte y atraviesa la montaña hasta el mar Caribe.
"En
los sitios donde entra en contacto el plano de la falla se encuentran rocas
pulverizadas o rayadas, que se conocen como rocas cataclásticas, que son una
especie de ceniza finísima, pero que no es volcánica. Tampoco es de extrañar
que (en el Ávila) haya depósitos de carbón que cuando entran en contacto con la
atmósfera hacen combustión espontánea y parecen ceniza", señala el
geofísico.
Imán
particular. Una tarde del año 2001, cuatro personas descendían del Ávila por la
zona de Maripérez y sintieron un peso a sus espaldas que los obligó a voltear
al mismo tiempo. Observaron cómo un objeto salió de un costado de una montaña
baja, cruzó el aire y se escondió tras una montaña más alta.
"Duró
segundos, pero no hay duda de que vimos exactamente lo mismo. Nos quedamos
callados, pero cuando reaccionamos nos dio miedo y hasta ganas de llorar. A
partir de allí comencé una investigación seria y documentada de posibles
avistamientos de ovnis en el Ávila", señala Héctor Escalante, periodista e
investigador del fenómeno.
Lleva
diez años dedicado a recopilar información de personas que aseguran haber visto
un ovni y filtra con mucha rigurosidad los datos que recibe, "casi a
diario me mandan aunque sea dos líneas de un posible avistamiento. Esto no
necesariamente está relacionado con objetos tripulados por seres
extraterrestres. La gente lo desestima y se burla por desconocimiento, pero mi trabajo
se basa en evidencias", asegura Escalante.
En
su experiencia encontró que el Ávila tiene características comunes con montañas
de otros países donde se registran avistamientos: "es una zona con mucho
bosque, es montañosa y con afluentes de agua. Pero además tiene la
particularidad de estar entre la ciudad y el mar, lo que le da un magnetismo
importante", afirma.
Escalante
afirma que Venezuela tiene muchas "zonas calientes" y que Caracas, en
especial el Ávila, es una de las zonas más activas.
Aunque
investiga muchos testimonios, Héctor prefiere los grupales para contrastar
versiones. Además trabaja con un psicólogo que analiza la actitud y la manera
cómo cuentan las historias. Revisan el historial de la persona y lo descartan
si ha consumido drogas o tiene antecedentes de enfermedades psicológicas.
"Me
apoyo en institutos internacionales, incluso de astronomía, donde hacen el
estudio gráfico de fotos o vídeos.
Diferenciamos
un efecto luminoso o natural, si es una partícula de polvo en el lente de la
cámara que captó la imagen y el movimiento que puede generar un satélite,
aviones o helicópteros", asegura.
Escalante
estudia el fenómeno en una línea rigurosa de investigación: "Más que un
asunto de creer, hay cosas que no podemos explicar, pero eso no quiere decir
que no existan", sentencia.
Leyendas
de Montaña
Las
siete mulas.
En
la época de la Colonia, un arriero fue contratado por los españoles para
transportar oro. El hombre agarró siete mulas para la carga y cuando iba por
Caraballeda fue asesinado por unos ladrones que escondieron el tesoro.
Los
habitantes cercanos aseguran que el oro aún puede seguir allí en alguna parte
de la montaña.
La
Virgen del Picacho.
Se
cuenta que en la gran piedra del Picacho se puede ver la imagen de la virgen
tallada de forma natural y con el resplandor del sol se distingue el manto azul
que la cubre. La leyenda dice que un cura de La Guaira mandó a cortar la piedra
donde se ve la virgen para colocarla en su iglesia y la cubrió hasta que llegó
el día de su ceremonia. Al quedar descubierta, la piedra estaba lisa sin
ninguna figura, pero en el Picacho la imagen volvió a aparecer.